La confianza digital mide la confianza de clientes, socios y empleados en la capacidad de una empresa para proteger y asegurar los datos, y a su vez, la privacidad de las personas.
A medida que las filtraciones de datos son mayores y más habituales, la confianza digital puede ser un bien valioso para las compañías, lo cual está empezando a cambiar la manera en que la administración de las empresas considera los temas de seguridad.
La seguridad siempre se ha visto como un centro de costes. Pero durante los últimos años, las empresas se han dado cuenta que es un factor que fideliza a los clientes e impulsa nuevos servicios.
«La confianza es la base del negocio y sin ella las empresas van a tener problemas para mantener a sus clientes, conseguir nuevos o entrar en otros mercados», explica Stephen Walsh, Director de seguridad en CA Technologies. En un informe reciente, dicha empresa indica que aunque el 27% de los ejecutivos empresariales creen que las iniciativas de seguridad tienen un retorno de inversión negativo, la mayoría de los clientes encuestados (86%) prefieren seguridad a comodidad, y cuanto más confían en una empresa, más dinero están dispuestos a gastar en ella.
El 78% de los encuestados responde que es muy importante que su información de identificación personal (PII) se encuentre protegida online.
«Antes se veía la seguridad como una especie de trámite. Ahora hay más juntas directivas que creen que la seguridad es un factor que ayuda a captar nuevos clientes y negocios».
Ahora bien, aunque las empresas entienden el valor de la confianza, la mayoría sobrestima su posición ante los ojos de los clientes y cómo se comparan frente a la competencia. El informe indica un promedio de 14 puntos porcentuales de diferencia entre el nivel de confianza que tienen los clientes en que las empresas manejen sus datos personales de manera adecuada y el nivel de confianza que cree tener la empresa.»Creer que lo está haciendo realmente bien y tener una sensación de seguridad falsa es muy peligroso para cualquier empresa», advierte Walsh.
El precio de perder la confianza puede ser elevado. La mitad de las empresas encuestadas admiten haberse visto implicadas en filtraciones de datos públicas, y casi todas descubrieron que esas filtraciones han afectado negativamente sus ganancias y la confianza de sus clientes.
Respecto a los usuarios, la mitad afirma haber dejado de usar los servicios de alguna empresa tras haberla visto implicada en una filtración, optando por alguna empresa de la competencia.
En la superficie, la confianza parece un problema de seguridad que recae totalmente en manos del CISO (Chief Information Security Officer). También el CEO (Chief Executive Officer) juega un papel primordial, pues es quien debe liderar y el CISO implicarse directamente en las iniciativas para fomentar la consianza y comunicarse constantemente con otros puestos para asegurar que la organización sea coherente tanto a nivel de funcionamiento como de comunicación.
Fuente https://cso.computerworld.es/pubs/CSO33/index.html?page=22