La Transformación Digital exige nuevas competencias y habilidades directivas que permitan afrontar tanto los retos individuales, como los de la organización.
Así lo indica una publicación en el sitio web EGADE, la cual también destaca que con el contexto de mercados volátiles, inciertos, complejos y ambiguos (VUCA), se presentan retos nuevos y desconocidos para los directivos y sus organizaciones.
De acuerdo con un estudio de IDC, la inversión en transformaciones digitales crecerá de forma sostenida por encima del 17%, hasta superar los 321 mil millones de dólares en 2021. Tecnologías como Cloud Computing, Inteligencia Artificial (IA), Machine Learning o el Internet de las Cosas (IoT), entre otras, marcarán el paso. Facilitar esta transición requiere que tanto ejecutivos como líderes desarrollen un conjunto de habilidades y competencias para no quedarse atrás. A continuación, parte de la información que la publicación de EGADE presenta:
- Inteligencia contextual, asociada a entender el entorno particular de la organización y cuenta con tres componentes fundamentales:
- Comprensión retrospectiva, que implica aprovechar y poner en valor aquello que se ha aprendido del pasado y que aún es de utilidad.
- Previsión, relacionada con la capacidad de articular aquello que se desea obtener y las acciones a ejecutar para lograrlo.
- Convergencia, que permite la integración adecuada de los dos puntos anteriores, para identificar y definir el futuro deseado.
- Inteligencia estratégica, es la capacidad de anticipar tendencias y cambios en el mercado y cadena de valor de la propia organización. Esta competencia provee un sistema conceptual para facilitar y dirigir la transformación requerida. Junto con la inteligencia contextual, permite definir en forma clara el ‘qué’, ‘por qué’ y ‘cómo’, requeridos en la transformación de la organización.
- Agilidad de aprendizaje y adaptabilidad, se refiere a la capacidad de aprender en forma rápida y efectiva a partir de experiencias, así como la aplicación inmediata de dicho aprendizaje a nuevos contextos. Esta capacidad y agilidad de aprendizaje permiten fortalecer la tolerancia a la ambigüedad e incertidumbre que se enfrentan en la actualidad.
- Sensemaking y Visioning, el primero de ellos está asociado con el proceso de encontrar el sentido adecuado en la realidad actual, permitiendo que el líder y el grupo de colaboradores definan el rumbo ante las experiencias, eventos o retos que se presentan en forma confusa, ambigua o inesperada. El segundo permite crear un mapa del futuro, acompañándolo de un ‘collage’ de diversas posibilidades. Dicho sentido y visión permiten generar y transmitir la claridad y motivación necesarios en los miembros de la organización.
- Storytelling, es una competencia estratégica y uno de los activos individuales más importantes, para crear y fortalecer relaciones y empatías entre los miembros de un grupo u organización. Puede servir para múltiples propósitos: destacar la motivación detrás de la estrategia y acciones de la organización, socializar con nuevos colaboradores y motivarlos, rransferir conocimiento en el espacio de trabajo mientras se les asesora, facilitar comunicaciones internas y externas, desarrollar equipos y habilidades de liderazgo, conectar con clientes, consumidores y socios en la cadena de valor, comunicar ideas e iniciativas complejas, etc.
- Inteligencia emocional y social, se relaciona con cuatro dominios: conocimiento personal, autogestión, sensibilidad social y gestión de las relaciones interpersonales. Contribuye a la capacidad relacional del individuo, fortaleciendo su networking y capital social dentro y fuera de la organización. Para muchos, es el mejor predictor del liderazgo efectivo, ya que es relevante en contextos globales y entornos amplios. Facilita el aprendizaje y provee la capacidad de anticipar, adaptarse, crear y sostener el cambio requerido.
- Autenticidad, implica el ser y mantenerse fiel a su propia identidad y experiencias, incluyendo valores, creencias, emociones, necesidades y anhelos que caracterizan al líder o ejecutivo. Ejercer un liderazgo auténtico implica operar en el día a día siendo coherente con nuestra propia identidad. Lograrlo requiere un alto conocimiento personal y transparencia, estableciendo altos estándares de ética, moral y conducta. Además, implica ser lo suficientemente abierto y empático a opiniones y puntos de vista ajenos, antes de ejercer la toma de decisiones en forma impulsiva ante miembros de la organización. La autenticidad fortalece la credibilidad y reputación, permitiendo distinguirse en forma positiva para alcanzar un liderazgo efectivo.
- Capital psicológico, se relaciona con el nivel de desarrollo del individuo, que influye en su satisfacción y desempeño personal. Está conformado por cuatro estados psicológicos (HERO por sus siglas en inglés): esperanza (hope), asociada con el deseo y ambición necesarios para perseverar en el logro de las metas establecidas; eficacia (efficacy), que influye en la capacidad de lograr dichos objetivos ante contextos dinámicos y no previstos; resiliencia (resilience), que permite afrontar dichas adversidades resistiendo a dichos cambios e incertidumbre en el entorno; y optimismo (optimism), asociado con la capacidad de asociar eventos positivos con los integrantes del equipo, decisiones y acciones desarrolladas, y los eventos negativos como aprendizajes, situaciones temporales y asociadas a aspectos específicos en la dinámica del equipo y la organización.
- Pensamiento creativo e innovación, de acuerdo con el World Economic Forum, la creatividad es una de las habilidades fundamentales hacia el 2020. Entre otras cosas, contribuye a la construcción de una cultura organizacional para la generación de ideas e iniciativas asociadas a productos, servicios y procesos que enriquezcan la propuesta de valor y operaciones de la organización. Desde una perspectiva estratégica, el liderazgo debe posicionarse como un motor de innovación en dos sentidos: estableciendo un ambiente de trabajo enfocado en la creatividad y subsecuente innovación asociada a ella; y como medio para alcanzar la competitividad requerida en la organización ante los cambios y entorno enfrentados.
- Perspectiva global e inteligencia cultural, la habilidad para ejercer un liderazgo global – independiente de la cultura o entorno que se enfrente – es crítico para el éxito de la organización. Para lograrlo, la inteligencia cultural – definida como la capacidad de relacionarse y trabajar en forma efectiva en contextos y situaciones culturalmente diversas – es fundamental. Ambos elementos permiten promover y gestionar la diversidad e inclusión requeridos en la organización.
- Liderazgo colectivo: ser incluyente e involucrar a los colaboradores en el análisis y toma de decisiones permite generar empatía, compromiso y motivación para alcanzar el éxito en la organización. El liderazgo requerido en la actualidad no puede ser autoritario ni asociado al poder o posición ejercida; debe estar enfocado en facilitar y empoderar a los colaboradores en todos niveles. Esta capacidad permite promover una toma de decisiones descentralizada, generando altos niveles de colaboración y un sentimiento de objetivos compartidos por el equipo.
Fuente https://egade.tec.mx/es/ideas/habilidades-clave-para-liderar-en-un-mundo-digital